¡Rapaces!
Prestadme atención que no lo voy a repetir. Como cabeza de familia los ojos se los
saco yo. ¿Queda claro? Para evitar revuelos dividiremos en partes iguales
riñones, corazón y cerebro; en ese orden. Ojo al desgarrar las vísceras que se
pone todo perdido. Y por supuesto, nada de picotear. Entiendo que sois
pequeños, que los tendones son duros y que tanto pellejo puede resultar
correoso, pero como decía mi padre que en paz descanse: “a mal comer o bien
comer, tres veces beber”. Y para terminar, con los doscientos seis huesos del esqueleto del abuelo, construiremos un nido en aquel algarrobo de allí.